El público de Atlético pasó del susto del córner del rival a la desesperación por liquidarlo en la contra. En cuestión de segundos, Gabriel Méndez hizo lo que pocos recuerdan que alguien haya hecho en el Monumental: un gol de media cancha. Las felicitaciones comenzaron ni bien la pelota se estrelló en el palo y entró con una pila humana de "decanos" y siguió ayer en el entrenamiento, donde él tuvo que superar su timidez y recibir las palmadas.
Se sacó la camiseta para festejar y Saúl Laverni le pidió que se la pusiera para poder amonestarlo, antes de felicitarlo. "Bien", le dijo. Ayer fue su día, pero en el mano a mano con LG Deportiva, casi que ni quería tocar el tema. "No le doy mucha importancia", explicó.
Méndez es casi un enemigo de las entrevistas y, con semejante gol, se le vinieron todas encima. "A veces no tengo nada que decir", se excusa. El volante asegura que recibe las mismas preguntas una y otra vez. "Hablo lo que se ve en cancha", agrega. Vamos, "Demonio", todos quieren saber cómo se gestó y ejecutó el gol del que ayer hablaron todos. Finalmente, lo contará. En primer lugar, va a confesar que cuando le llegó la pelota la paró mal e incluso que le pegó defectuosamente, pese a lo que se veía en la repetición. Gustavo Bou ya tiró el córner y Edgardo Galíndez lo despejó con su cabeza.
"Lo dejé solo", bromeaba "Mudo". La pelota fue sobre la izquierda y arrancó a correr. A todo esto, Nereo Champagne pegaba la vuelta tras una aventura frustrada en el área contraria. "Nunca lo vi, no lo venía relojeando", confiesa Méndez. Delante del volante estaba César More. "Esperaba el pase, pero no llegó nunca, je", confesó el nuevo 10. ¡Menos mal!
"Tampoco lo vi", explica Gabriel. Llegamos al momento de la corrida final: Méndez para la pelota antes de mitad de cancha y encara por el carril izquierdo. ¿Tenía pensado hacer eso? No. "Si la paraba mejor, seguía corriendo", dice. ¿Y entonces? "Comencé a correr y le pegué porque la gente me venía apurando", revela.
El remate fue lo más parecido a un segundo golpe en el golf: el hierro en la pierna del jugador agarró pasto y pelota y se elevó bastante. Entrando al área, el balón empezó a bajar y se coló por el hoyo sin tocar el green. Méndez había gritado el gol con furia y al primero al que abrazó fue a Daniel Vicentin, uno de los preparadores físicos. "Estamos contentos por el triunfo, nada más". El festejo culminó en el entrenamiento y aunque él le reste importancia, lo que hizo sí la tiene y el plantel se lo hizo sentir.